lunes, 20 de octubre de 2014

Franz Kafka y su Metamorfosis


(Praga, 1883 - Kierling, Austria, 1924) Escritor checo en lengua alemana. Nacido en el seno de una familia de comerciantes judíos, Franz Kafka se formó en un ambiente cultural alemán, y se doctoró en derecho. Pronto empezó a interesarse por la mística y la religión judías, que ejercieron sobre él una notable influencia y favorecieron su adhesión al sionismo. 

Su proyecto de emigrar a Palestina se vio frustrado en 1917 al padecer los primeros síntomas de tuberculosis, que sería la causante de su muerte. A pesar de la enfermedad, de la hostilidad manifiesta de su familia hacia su vocación literaria, de sus cinco tentativas matrimoniales frustradas y de su empleo de burócrata en una compañía de seguros de Praga, Franz Kafka se dedicó intensamente a la literatura.


A continuación, les comparto un pequeño fragmento de su obra Metamorfosis:

Cuando Gregorio Samsa despertó aquella mañana luego de un agitado sueño, se encontró en su cama convertido en un insecto monstruoso. Estaba echado sobre el córneo caparazón de su espalda y al levantar un poco la cabeza, contempló la figura convexa de su oscuro vientre, surcado por encorvadas durezas, cuya prominencia apenas sí podía aguantar la colcha, visiblemente a punto de escurrirse hasta el suelo.  Múltiples patas, lamentablemente escuálidas en comparación con el grosor ordinario de sus piernas, ofrecían a sus ojos el espectáculo de una agitación sin consistencia.

-¿Qué ha pasado?

No, no soñaba. Su habitación, aunque excesivamente pequeña, aparecía como de ordinario entre sus cuatro harto reducidas paredes. Presidiendo la mesa, sobre la cual estaba esparcido un muestrario de telas -Samsa era viajante de comercio-, colgaba una ilustración recortada poco antes de una revista que había colocado en un lindo marco dorado. Representaba a una señora tocada con un gorro de pieles, envuelta en una lona también de pieles, y que, muy erguida, esgrimía contra el espectador un amplio manguito, asimismo de piel, dentro del cual se perdía todo su antebrazo.


Gregorio dirigió posteriormente la mirada hacia la ventana, el tiempo nublado (se escuchaba el repiquetear de las gotas de lluvia en el cinc del alféizar) le infundió una gran melancolía.
"Bueno -pensó- ¿qué pasaría si yo siguiese durmiendo otro rato y me olvidase de todas las fantasías?".......

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